Cuando un hijo atraviesa por alguna dificultad o conflicto emocional, los padres son los primeros en notar esto ya que ven cambios en cómo él es habitualmente. Y son precisamente los padres quienes movidos por esta preocupación se pone más alerta, comenzando a poner más atención a los distintos cambios por ejemplo en el humor del niño, notándolo de mal humor, sensible, distraído.
Cuando esto se mantiene en el tiempo es un indicador que preocupa a los padres y los hace preguntarse si al niño le habrá sucedido algo o bien está pasando por alguna dificultad o si esto en normal para su etapa de desarrollo.